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sábado, 23 de marzo de 2013

Capítulo 8

Me tumbé en la cama y de nuevo no pude evitar romper a llorar. Todo había cambiado en pocas horas y todo era demasiado demoledor como para que fuese fácil mirar a atrás.
M e levanté y busqué entre mis millones de CDs originales cual sería el más indicado. Al final me decanté por un CD de Oasis, Morning Glory. Con las canciones :
Hello
Roll With It
Wonder wall
Don't Look Back in Anger
 Hey Now!
Some Might Say
Cast No Shadows
She's Electric
Morning Glory
 Champagne Supernova

Después de unos cincuenta minutos escuchando la música mi madre me llamó.
-Bea! Cielo, ¿Quieres invitar a Marco a comer? – Dijo mi madre. Al mismo tiempo al que yo maldecía por no haberla contado lo que había pasado.
-Mamá, la verdad, creo que Marco no va a venir más a comer.- dije mientras cambiaba de CD sin si quiera salir de la habitación. Cuando el CD de Simple Plan empezaba a sonar oí como habría la puerta de mi habitación.
-¿Qué ha pasado Beatriz?- Dice mientras se acercaba a mí.
-Nada, cosas que pasan, las personas discuten y las parejas se rompen.- Dije sin mirarla a la cara mientras jugaba con mi pelo.
-¿Por eso es por lo que has decidido lo del trabajo ese en Londres verdad?- Dijo mientras se dirigía a la puerta de mi habitación.
-Sí, entre otras cosas sí.- dije mirándola.- Ah, por cierto, me han cogido en el trabajo, se supone que empiezo el 4 de noviembre, me ha dicho el representante de Starbucks en España que si no consigo alojamiento puedo empezar el 15.- digo sonriendo.
Me miró y sin decir nada salió de la habitación. Estaba segura de que a ella no le hacía mucha gracia el hecho de que hubiese decidido irme al extranjero pero, no podía pasar un momento más en aquella ciudad.
Encendí el portátil y comencé a buscar alojamiento por la zona de ----------- hasta que recibí una llamada de Miriam. No me dio tiempo a cogerlo, pero la llamé yo.
-Cielo ¿Cómo vas?.- me preguntó.
-Bien, me han cogido en el trabajo.- dije intentando que mi voz sonase entusiasta.
-Me alegro.- dijo ella sin mucho ánimo.- ¿Cuándo se supone que empiezas?
-Me han dicho, que si encuentro casa puedo empezar el 4 de Noviembre, pero que si no encuentro empiezo el 15.- dije con alegría en la voz.
-Vale. Me da tiempo a pasármelo genial contigo antes de que te vayas.- dijo a la vez que trataba de esconder la tristeza de su voz.
-Por supuesto.- dije sonriendo.- ¿Quieres que vayamos esta tarde a tomar algo?
- Vale, hablamos ahora con todos por whatsapp, si quieres.- dijo contenta.
- Vale, voy a crear un grupo nuevo, que yo no soy la administradora del otro.- dije mientras jugaba con mi pelo.
-No te preocupes, lo creo yo.- Dijo ella.- ¿Has comido ya?
-No, ahora iba a comer.- dije entre risas.- Bueno hasta luego Miriam, te quiero.
-Y yo a ti cielo, ¡Qué aproveche!-Dijo ella y a los pocos segundos colgué el teléfono.

Después de comer, cogí el teléfono y vi el grupo de whatsapp en el que estábamos metidos:
Miriam, Carla, Borja, Raúl, David y yo. 
Heyyy, ¿Cómo es que se ha creado este grupo? Que luego me petáis el wass
Para evitar conflictos jajaja
A ok…
¿Quedamos esta tarde/ noche?
Venga va decir sitio, hora y plan
Yo voto por ir a algún Vips, cenamos y luego si eso nos quedamos por ahí un rato.
Va… ¿y los que no están en este grupo?
Yo si van Sara o Marco no contéis conmigo.
Ah, vale, no digo nada.
A qué hora entonces?
Os parece bien 9.30 en Sol?
Vale
Va
Ok
Okis
Vaaaaaaaaaaa
OKSSSSS

jueves, 14 de marzo de 2013

Capítulo 7

Salí del edificio y saqué el móvil para ver si alguien me había llamado en mi ausencia, y vi que tenía un whatsapp de Sara, ¿qué querría? sentí una rabia indescriptible y miré el mensaje. Tan solo ponía "Lo siento".
A lo que yo contesté con un par de interrogaciones.
Conversación de whatsapp:
Sara: Lo siento :S
Yo: ??
Sara: lo siento tía sé que lo de la fiesta estuvo mal...
Yo: y?? ya me has demostrado como eres -.-
Sara: Tía lo siento de verdad iba muy mal
Yo: Sara, enserio no me vengas con esas, si no quieres hacer algo no lo haces aun que vayas mal.
Sara: Tía enserio lo siento muchísimo, entiendo que a mí no me quieras dirigir la palabra, pero no le hagas esto a Marco.
Yo: Lo que haga con Marco, lo pensaré yo, y a ti no te preocupes que no te iba a dirigir la palabra.

Sara: Tía lo siento enserio.
Yo: Déjame en paz Sara por favor...

Sara: Tía, lo siento de verdad... hemos sido amigas durante mucho tiempo por favor...
Yo: Precisamente por eso Sara, lo siento, déjame.

Sara: Lo siento... Adiós...
Yo: Adiós Sara...

Contesté y cerré la conversación del whatsapp. Que chica, enserio, ¿de verdad pretendía que todo se solucionase tan fácilmente? No me lo podía creer, haber, la verdad, de él, no me lo esperaba, pero al fin y al cabo, es un chico, pero ella... ella lleva siendo una de mis mejores amigas desde que tenía tres años... y eso si que no te lo esperas. De un novio, pues... no te lo esperas, pero ¿de una amiga? Nunca había pensado que algo así pudiera pasar. Pero bueno, supongo que habrá que seguir adelante, además, ya tenía trabajo en Londres, ahora solo tenía que buscar una casa, hacer las maletas e irme y poder olvidarme de todo. La verdad, eso fue, lo que en esos momentos me hizo seguir adelante, pensar, que en menos de dos semanas tendría que estar completamente instalada. Por tanto seguí el camino hacia mi casa, llegué y directamente me encerré en mi habitación.


jueves, 14 de febrero de 2013

Capítulo 6

Cuando llevaba un rato en la cama, oí que alguien me había mandado un whatsapp. Tal vez, si no hubiese pasado lo que había pasado hubiera pensado que era un whatsapp de Marco, pero decidí pasar del tema e intentar seguir durmiendo.
A la mañana siguiente, mi alarma sonó puntual con la canción de Drive By. Me levanté y abrí de par en par las puertas de mi armario, tenía muchísima ropa, pero no sabía cual sería la adecuada para ir a la entrevista de trabajo.
Después de pasar un rato examinando toda mi ropa decidí seleccionar unos pantalones vaqueros pitillos, unas manoletinas azul marino, una camisa blanca u una americana del mismo tono que las manoletinas.
Una vez vestida y aseada, decidí maquillarme. Apliqué una capa de base de maquillaje, que eliminó cualquier tipo de imperfección que pudiera aparecer en mi piel.
Cuando terminé, me preparé un tazón de leche con cereales y después de habérmelo tomado abandoné mi casa con las únicas pertenencias de mi móvil, las llaves y la cartera.
Cuando cogí el móvil, me di cuenta, de que aún tenía un whatsapp sin leer. Era un whatsapp de David, un compañero de toda la vida al que siempre había estado muy unida. En el whatsapp se podía leer:
"Bea, me he enterado de lo que pasó el sábado, si necesitas cualquier cosa no dudes en llamarme. Por cierto, cuando puedas quedar avísame que tengo que hablar contigo :))"
Sonreí al ver el whatsapp, pero no contesté, decidí que después de la entrevista le llamaría.

Me desplacé hasta el establecimiento en el que debía hacer la entrevista y me apresuré a llegar a la recepción de la central.
-Perdona que la moleste...-comencé diciendo a la mujer de la recepción.
-Dime cielo, ¿en qué puedo ayudarte?- dijo ella con una voz empalagosa.
-Ayer estuve hablando con un compañero suyo por teléfono, para buscar trabajo en Inglaterra. Me llamo Beatriz García...-dije justo antes de ser interrumpida.
-Ya sé quien es usted señorita, me comunicaron que vendría a hacer la entrevista. Suba a la tercera planta y allí diríjase al despacho del director. No tiene pérdida. Pero dese prisa, su entrevista comienza en menos de 15 minutos, y no es bueno hacer esperar al jefe.-dijo ella mientras volvía a sus asuntos.
-Vale, gracias.- susurré mientras me alejaba de la recepción y me dirigía a un gran ascensor. Cuando estuve dentro saqué el móvil y me aseguré de que estuviera en silencio.
Cuando la puerta se abrió en la tercera planta, me sentí algo perdida. Había millones de despachos, pero yo ni si quiera sabía el nombre de quien andaba buscando. Comencé a andar hacia la izquierda (pues era la única dirección posible debido a que el ascensor se hallaba en un extremo) y fui leyendo cada uno de los carteles que había en la puerta de los despachos.
Cuando debía de llevar al rededor de 10 despachos y tan solo quedaban cinco minutos para que comenzase la entrevista vi a un hombre de unos cuarenta años, en el que la edad había comenzado a surgir efecto, las canas habían comenzado a crecer y alguna arruga surcaba su rostro, que andaba detrás de mí que parecía que buscaba también algún despacho.
-Perdone... -comenzó él mientras me giraba.-Estoy buscando el despacho del director. ¿Sabe dónde puedo encontrarlo?-dijo mientras llegaba hasta mí.
+La verdad señor, yo también lo estoy buscando, siento no ser de gran ayuda, pero no conozco el edificio.+dije algo confusa.
-No se preocupe, usted es Beatriz, ¿Verdad?-dijo con una sonora carcajada.
+Sí, soy Beatriz...+Dije todavía más confusa.
-Encantado-dijo mientras me ofrecía una mano como saludo al que yo correspondí.- Yo soy Jaime Fernandez, el director. Supongo que esto le parecerá raro, acompáñeme a mi despacho, y concluyamos su entrevista.- dijo mientras andaba hacia el final del pasillo, y yo evidentemente le seguí.
Estaba sorprendida, no me esperaba eso para nada, ¿qué tipo de encuentro era ese? ¿Sería parte de la entrevista? Supongo que sí.. pero no sé... Cuando llegamos al despacho él abrió la puerta y me invitó a sentarme en uno de los sillones.
-Bueno, Beatriz, supongo que esto te ha parecido raro, pero no te preocupes, es mucho más simple de lo que piensas. Esto, no es más que una simple prueba anterior a la entrevista. Cuando llegas a la recepción, yo recibo una notificación y espero un rato hasta que subas. Cuando tu ya estás arriba, yo cojo el ascensor y te pregunto con educación dónde está mi propio despacho, como si fuese un cliente, y dependiendo de tu reacción yo me presento, o dejo que la persona siga buscando inútilmente mi despacho, que evidentemente no encontrarán porque, como seguro que ya te has dado cuenta, hay varios despachos con el nombre de "Sr  Fernandez". Debo decirte, que tu reacción ha sido la correcta. Pero antes de cogerte, debo saber algo más de ti, debo saber, quién es en realidad Beatriz García.
+Yo... - Esa pregunta me cogió por sorpresa, la verdad, no sabía cómo responder o qué debía decir.+ Yo, soy Beatriz García, una chica de dieciocho años, de pelo castaño y ojos marrones, no soy nada del otro mundo. El año pasado terminé 2º de Bachiller, pero en selectividad no tuve la nota que necesitaba para estudiar comunicación audiovisual, y decidí que, buscaría algún trabajo, para hacer algo mientras me preparaba para selectividad. Pero lo pospuse demasiado, y el otro día se me ocurrió lo de trabajar en  el extranjero para aprender inglés y pensé en el Starbucks...-dije no muy segura de mi misma.
-Bueno, ¿Tienes títulos en inglés?- me preguntó él mientras cogía un papel, anotaba una dirección y lo dejaba sobre la mesa.
+Sí, tengo el First Certificated y el Advanced de la Universidad de Cambridge.- dije segura de mí misma.
-Bueno, pues si te parece bien, hoy estamos a 27 de Octubre, podrías comenzar a trabajar, el 4 de Noviembre, pero tendrás que encontrar casa o alojamiento antes. Pero, de todas maneras, si no consigues encontrar algún alojamiento, puedes empezar el 15 de Noviembre.-dijo mientras revisaba unos archivos.
+Vale, gracias... ¿Cómo puedo contactar con usted cuando encuentre alojamiento?- dije intentando que la voz no me temblara.
-Tome, aquí tienes mi número de teléfono.- dijo entregándome el papelito en el que antes había escrito una dirección y su número de teléfono.- También te he apuntado la dirección del Starbucks en el que vas a trabajar. En Londres, hay bastantes, ya que es una ciudad especialmente grande. Para cualquier cosa mándame un whatsapp o llámame.-dijo mientras sacaba un pequeño cuaderno de su mesa de trabajo.
+Vale.. gracias... hasta luego... nos mantenemos en contacto+ dije yo mientras me levantaba de la silla.
-Hasta luego señorita, cuídese.- dijo él levantando la mirada mientras yo salía por la puerta de su despacho y me dirigía hacia la salida del edificio.

miércoles, 30 de enero de 2013

Capítulo 5

Cuando me despedí de Miriam, estaba lo que se dice agobiada, rayada, con ganas de llorar, sentía un vacío en mi interior.
Me fui a dar una vuelta por el Retiro, sin antes pasarme por un Starbucks para comprar un Caramel Machiatto y un muffin de chocolate. Después de comprar el café llegué al Retiro, y después, una vez en el conocido parque busqué un sitio alejado de la gente, un sitio por el que no pasase mucha gente, un sitio más bien solitario en el que pudiese pensar sin ser molestada. Después de haber pasado viente minutos buscando un buen sitio, me encontré en un lugar en el que nunca había estado. Era un sitio en el que había una vieja caseta de piedra, me senté, me puse los cascos, y comencé a beberme el café. Mientras la música me tranquilizaba, me bebía el café y pequeñas lágrimas surcaban mis mejillas, millones de recuerdos sacudían mi cabeza. Lo recordaba con perfecta claridad., Recordaba como él la había empezado a hablar, como sutilmente ella había acercado su cintura a él y como finalmente sus labios se habían juntado en un apasionado y frenético beso, una vez que este había terminado el había comenzado a desabrochar su camisa, sus manos buscaban la desnudez de mi amiga, ella, tampoco se había quedado atrás. Ella intentaba llegar al torso semidesnudo de mi, en ese momento chico. Sentí un feroz impotencia en mi interior, me sentí pequeña y sin fuerzas. Sentía las lágrimas caer por mi rostro, y decidí abrir los ojos de nuevo. El cielo se estaba volviendo anaranjado. La noche se iba acercando con tranquilidad. La luz se filtraba entre las hojas marrones de otoño creando un  ambiente tranquilo.
Decidí limpiarme las lágrimas y volver a mi casa. Comencé a andar sin siquiera quitarme los cascos, ahora sonaba la canción "Stop crying your heart out" de Oasis, antes de llegar a mi casa, me dio tiempo a escuchar otras cuatro canciones, "Wonderwall" de este mismo grupo, "If today was your last day" de Nickelback, "Smells like teen spirit" de Nirvana y "Unbelievable" de Craig David.
Cuando llegué a mi casa, tuve suerte, mis padres habían dejado una nota diciendo que iban a cenar fuera, que habían llamado los del Starbucks para decir que la entrevista era mañana a las 9.30, y que por tanto no me quedase despierta mucho tiempo.También decía que no me olvidara de cenar y que me querían mucho.
Dejé la nota en la encimera, y saqué un cenicero del cajón de la cocina. Dejé el bolso a un lado y saqué un paquete de tabaco del bolso. Coloqué en una esquina de una bandeja el cenicero y el paquete, y en el centro de de la bandeja coloqué un plato con algo de comida y un baso de agua.
Cuando estuvo todo listo decidí llevar todo al salón. Cené tranquilamente y, después me fumé dos o tres cigarros, no lo recuerdo bien; solo sé, que me tranquilizaron lo suficiente como para no volver a tener miedo de dormirme y tener pesadillas.
Puse una alarma en el móvil a las 8:00 am y sin dudarlo me fui a dormir, esperando, que tal vez las cosas comenzasen a mejorar.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Capítulo 4

Me arreglé un poco, y observé como el maquillaje que iba aplicando en en mi rostro, eliminaba los restos de los llantos que habían albergado en mis ojos.
Me miré al espejo, y me vi como hacía mucho que no me veía, me había convertido, en una joven de dieciocho años, que ahora se encontraba sola, con la compañía de una amiga, mirando al espejo que me había acompañado en todos los momentos de mi vida, él que cuando había estado sola me había hecho comprender que el resto me podría entender, me había hecho entender, que el mundo me podría hacer feliz, y ahora, después de tanto tiempo me daba cuenta de que seguía igual que antes.
Decidí, no seguir mirándome porque sabía, que iba a acabar consumida por mis recuerdos.
Desenchufé mi iPhone y salí de mi casa asegurándome de que la puerta de mi casa quedaba totalmente cerrada y busqué la mirada de mi amiga.
Me costó trabajo hasta que la encontré, pero cuando lo hice, su mirada me tranquilizó, era una mirada llena de cariño, confianza y felicidad.
Cuando la encontré me aproximé a ella, y nos fundimos en un abrazo, que me reconfortó enormemente.
-Venga vamos a comer por ahí - dijo ella con una divertida sonrisa- Que me da la sensación de que a cierta guarra le van a pitar los oídos jajajaa.
-No te imaginas hasta que punto.- dije mientras, poco a poco me iba alegrando.
Recorrimos las calles de Madrid hasta que llegamos a un típico Vips, un sitio en el que comer bien y barato.
Cuando nos sentamos comenzó nuestra conversación.
-¿Al final que vas a hacer?
+Supongo que si me cogen en el Starbucks, me iré a Londres una temporada larga.- Dije mientras su mirada se llenaba de tristeza.- Pero prometo que volveré, y que mientras tanto te acogeré en mi casa de Londres.- dije para alegrarla mientras una pequeña lágrima surcaba su cara.
-Te voy a echar muchísimo de menos.- dijo mientras se secaba la pequeña lágrima.
+Yo también a ti, y lo sabes- dije mientras desviaba la mirada.

Vale, guay me estaba rayando. Por una parte, me daba muchísima pena dejar a Miriam, ella, siempre había estado conmigo cuando había tenido un problema, y yo siempre había estado con ella, y, ahora yo estaba huyendo de mis problemas, la estaba abandonando. Estaba siendo una egoísta, solo había pensado en mí cuando había decidido irme a Londres, no me había parado a pensar, en ella, en mi familia y en todos aquellos que siempre habían estado apoyándome. Simplemente, había pensado en mí, como de costumbre, no me había parado a pensar en el daño que causaría a los demás.
Estaba confusa, no sabía que hacer, tal vez, debería quedarme, pero la verdad, no sabía que hacer.

lunes, 22 de octubre de 2012

Capítulo 3

Después de recibir la llamada del encargado de Starbucks estaba realmente contenta, con todas las cosas que habían pasado, me había olvidado de la hora que era, y de que, cuando llegué ni si quiera me había quitado el maquillaje.
Por tanto me dí una ducha y cuando salí, me puse un chándal negro, y decidí llamar a mis padres para decirles la decisión que había tomado.
Llamé dos veces por teléfono, y a la segunda me cogió el teléfono mi padre, se lo comenté y según él, era una locura, pero le dije, que quería aprender a valerme por mí misma, que encontraría una casa, y me volvería más responsable, después de mucho rato, lo conseguí, conseguí que aceptase, que en cuanto me dieran el trabajo me iría para una larga temporada.
Decidí, aun que hasta a mí me resultaba absurdo, preparar la ropa para la entrevista de mañana.
Me dirigí a mi armario y comencé a rebuscar entre las perchas de mi armario, cuando de repente, mi móvil sonó, la canción She will be loved de Maroon 5, jamás podría olvidarlo, era el tono de llamada que tenía para él, para Marco, el chico, que tanto me había hecho sufrir.
Sin ganas, me digne a coger el teléfono, y de manera excesivamente borde comencé a hablar.
-¿Qué quieres?
-Lo siento.
-¿Tienes algo más que decir?- dije perdiendo la paciencia.
-Haber Bea, ¡Joder no te cabrees vale! ¡Todos cometemos errores!-dijo él perdiendola también.
-¿¡QUÉ NO ME CABREE!? ¿SABES LO QUE ESTÁS DICIENDO? Me acabas de decir, que no me cabree por que, después de llevar dos años saliendo te lies con una de mis mejores amigas, vamos, es que flipo contigo, si yo hubiese hecho eso, ahora mismo sería la puta de madrid.- dije muy malhumorada.
-Vamos a ver, joder Beatriz, no ha sido solo culpa mía, ¿Qué a ella no la vas a decir nada?- dijo cambiando de tema.
-Primero, te diré que no pienso volver a hablar con ella, segundo, quiero que te quede claro que  no quiero volver a verte en toda mi vida ¿vale?,¡ paso de ti!
-Beatriz, por favor, no... yo... te quiero, joder no puedes...- no le dejé acabar la frase, le colgué el teléfono y me puse a llorar, no sabía que hacer, sí, le quería, él, había formado parte de mi vida durante muchisimo tiempo, él, me había enseñado a sonreír de nuevo, pero no, no permitiría que me vacilase, no permitiría, que me utilizase, que se vaya con Sara, ¿No se lió con ella estando conmigo? Pues que los follen a los dos y a mi me dejen en paz. Me dije para mí misma todo esto, y sin pensarlo dos veces, encendí un cigarro, y, en cada calada que daba me sentía más relajada. Pero, sabía, que tenía que dejarlo...
Se me ocurrió llamar a Miriam, mi mejor amiga.
Esperé a que me cogiese el teléfono y la conté todo lo que había hablado con Marco, e inmediatamente me dijo que ella necesitaba verme. Decidimos quedar para ir a comer, pues ninguna habíamos comido, en 45 minutos en mi casa, supongo que las cosas se arreglarán.

martes, 2 de octubre de 2012

Capítulo 2


Cuando me levanté, mi habitación seguía impregnada de su olor. Miré el reloj, eran las dos del mediodía, sentía que la cabeza me iba a estallar. Pero, sentí que, a pesar de todo tenía el control en mis manos.
 Yo era la única que podía sacar una solución en todo eso, yo era la única persona que podía solucionarlo, debía resolver mis dudas y proteger lo que en un momento fue mío.
Pero, no te creas que voy a luchar por él. Lucharé por mí, por mi dignidad, que quedó reducida cuando me sentí traicionada. Tal vez, suene egoísta, pero lucharé por mí, para que nada pueda hacerme daño, lucharé para que todo quede claro, lucharé para no volver a dejarme engañar, lucharé para no ser tan inocente y creerme que por muy amigas que seamos, vas a tener consideración conmigo.
Pero tranquilos, si, vosotros dos, los que rompisteis mi seguridad durante un breve espacio de tiempo, no voy a volver dejarme engañar, sonreiré a los problemas, no se como pero conseguiré hacerme más fuerte, y nada ni nadie conseguirá hacerme daño.
 En ese momento, decidí, que tenía que cambiar radicalmente. Tenía que cambiar de aires, irme muy lejos y no volver.
Pensé un destino rápido al que poder ir, una gran ciudad en la que me supiese manejar o por lo menos conocer la lengua, un sitio, que no estuviese demasiado lejos y que, por tanto, lo billetes de avión no fuesen lo suficientemente caros, pero lo suficiente lejos como para olvidarme de todo. Primero, pensé en París, pero el francés no era mi fuerte precisamente; Londres, fue el primer destino que me pasó por la cabeza que cumplía todos los requisitos que necesitaba para conseguir irme. Pero también necesitaba encontrar un trabajo para poder instalarme a vivir allí. Tenía que encontrar algún sitio... de repente, encontré un ticket de alguna de las miles de veces en las que había estado en un Starbucks, y se me ocurrió que tal vez, podría encontrar trabajo en el extranjero con esta cadena de cafés.
Llamé a la central de Starbucks y pregunté por un empleo en la capital británica, me dijeron que tenían que buscar alguna tienda en la que necesitasen gente, y que me llamarían en media hora más o menos.
Esperé impaciente mientras veía la tele cuando mi teléfono sonó. Lo descolgué y comencé a hablar con el empleado de la central.
-Buenas tardes, ¿es usted Beatriz García?-
-Sí, soy yo, he llamado antes para encontrar empleo en algún establecimiento de Starbucks.- dije sin poder evitar una sonrisa.
-Vale, llamaba para comunicarle que hemos encontrado un empleo para usted en el Starbucks que hay en Covent Garden, para contratarla necesitamos hacerla primero una entrevista, ¿En que gran ciudad española podría usted mantener esta entrevista?-
-Pues... la verdad... si pudiese ser en Madrid me harían un gran favor.-
-De acuerdo, pase mañana lunes por la central de Starbucks, de Madrid, y allí pregunte por Jaime Fernandez.-
-De acuerdo. Adiós-
-Adiós, que pase un buen día.-dijo a la vez que colgaba el teléfono.